domingo, 30 de mayo de 2010

Quién me lo iba a decir...

Quién me lo iba a decir… Quién me iba a decir que me equivoqué totalmente con él. Viéndole acudir el primer día a clase, tan arreglado y trajeado como siempre y, no sé a los demás, pero al menos, a mi sí que me metió miedo en el cuerpo con su frase: “si me tengo que cargar a alguien y mandarlo para septiembre y quedarse sin selectividad, lo hago”.

El primer día, con la apariencia que al menos yo capté sobre él y que, aún sin haberla dado, la filosofía no era de mi agrado y, por tanto, no me gustaba, todo hacía presagiar que sería imposible sacar la asignatura adelante y que no iba a soportar al profesor.

Sin embargo, todo empezó a cambiar… Ya en el segundo día me empecé a dar cuenta de cómo es en realidad, de lo divertido que es, de la confianza que te da, del tiempo que dedica a cada uno de nosotros con el objetivo de que toda la clase entienda las cosas, etc. Todo esto me demostró que el dicho es cierto, que las apariencias engañan, ya que mi primera opinión e impresión acerca de él y su asignatura, fueron erróneas… Ha resultado ser el profesor con el que más aprendo, con el que más me divierto, con el que más rápido se me pasan las clases y, quién lo iba a decir, el profesor que consiguió hacerme llegar a desear y esperar que acabara la clase anterior para comenzar con la de filosofía.

Si fuese cualquier otra clase, empezaría explicando los contenidos que han aparecido durante el curso, las técnicas aprendidas y los objetivos conseguidos respecto al temario, pero, no va a ser así. Pienso que la clase debe de ser analizada primero desde otros puntos de vista, ya que es diferente a las demás.

Se trata de una nueva asignatura que nunca antes había cursado y, por tanto, no puedo compararla con otros cursos, pero eso sí tengo claro, y esto no es ir haciendo la pelota ni nada, sino que lo digo enserio, es una de las que más interesan debido a la curiosidad con la que entras en clase preguntándote de qué extraño tema, que nunca en la vida te habías plantado, hablaremos ahora o con qué nos sorprenderá el profesor hoy… Como ya he dicho antes, tenía otras expectativas sobre filosofía, nunca pensé que me llegaría a atraer las distintas teorías y maneras de ser que existen, muy distintas entre ellas pero a la vez parecidas y que siempre te llevan a plantearte lo mismo, el por qué de las cosas con el objetivo de llegar a una explicación última.

Pienso que es un tipo de clase en la que todos los profesores se deberían inspirar, ya que es una clase fluida, didáctica, dinámica, amena y diferente a otras clases, a partir de la cual aprendes cosas distintas a las demás y quizás más interesantes.

Otra cosa que hay que destacar es el esfuerzo que hace el profesor en aclarar todas las dudas, en buscar formas más fáciles de explicar y de comprender el temario y a partir de las cuales todo nos queda muy clarito. La infinidad de ejemplos que es capaz de poner, algunos, aparentemente no relacionados con el tema, como su perro o el Real Madrid, pero a partir de los cuales logra que nuestra atención no decaiga; la capacidad y conocimiento que tiene para responder cualquier pregunta sobre cualquier tema o duda, es sorprendente. Siempre tiene respuesta a todo, aunque muchas veces nos deja a medias, nos hace pensar y reflexionar sobre lo que ha dicho y finaliza con su típica frase que tanto nos desquicia a veces:
“que buena pregunta para examen práctico”.

Sin embargo, uno de los aspectos que no me han gustado o, más bien, me han cansado, ha sido las excesivas preguntas que se realizan durante las clases, la mayoría basadas en nuestra curiosidad y supuestos casos y aspectos acerca del tema. Me parece bien que se hagan preguntas si no se entiendo algo, pero muchas veces creo que se hacen demasiadas y, algunas, como ya he dicho, fuera de lo que es el temario en sí y que el profesor siempre explica. Con esto quiero decir, que a mi juicio, hemos perdido demasiado tiempo. Tenemos tres clases a la semana y estoy de acuerdo en hacer hincapié en el tema explicándolo de varias formas para que todo el mundo lo entienda, pero creo que en muchas ocasiones se ha perdido un tiempo excesivo en cosas que no eran importantes ni referentes a lo que entraba en el temario.

Tras un breve paréntesis sobre algún aspecto que no estoy de acuerdo, volvamos a hablar sobre las cosas positivas acerca de la clase.

Todo, absolutamente todo, es escrito en la pizarra y es reforzado con esquemas explicativos que nos ayudan bastante a entender y a no perdernos. Otra cosa a destacar, es que siempre repite nada más comenzar la clase lo anteriormente dado y lo organiza en forma de esquema, cosa que veo como una gran ayuda para recordar todo lo dado.


Además, a parte de aprender cosas de filosofía, el va mas allá y siempre nos enseña otras cosas, cosas que no tienen nada que ver con el tema que estamos dando pero que sí son importantes como cultura general. Otra de las cosas que me gusta, es el uso que realiza de la ironía, muchas veces presente en sus explicaciones y comentarios.

Al principio algo que me pareció extraño fue la ausencia de deberes, pero me di cuenta de que no son necesarios, ya que todo queda siempre sin dudas e inquietudes (como él dice) y no existe la necesidad de un refuerzo en casa, debido a que la asignatura se puede llevar fácilmente al día.

En cuanto a los exámenes, estoy de acuerdo y me parece una muy buena idea la organización y división de estos. El temario repartido en tres exámenes que se hacen en la misma semana, te permite la oportunidad de tener más notas para la media o enmendar algún error cometido en uno de ellos.

Por otra parte, está el examen del libro, una forma de fomentar la lectura sin alejarse del contenido de la filosofía. Se trata de otra oportunidad para subir nota, aunque a mí personalmente es el que más difícil me parece.

El otro día nos anunció el profesor que teníamos que hacer un examen global con apuntes y, aunque no quiero pensar mal, tengo la sensación de que será para subir nota.

En resumen, me parece un buen sistema el de realizar tres exámenes por cada tema más un examen del libro por trimestre, una buena forma de tener segundas oportunidades en caso de error en uno de ellos o para subir nota. Además, existe la opción voluntaria y que también sube nota, que es el
blog, a partir del cual, tenemos la oportunidad de expresar nuestras ideas para una crítica constructiva. A veces, cuando te pones hacerlo, es un poco complicado empezarlo y pensar como lo vas a enfocar y qué vas a contar, pero creo que es bueno hacer que los alumnos expresen sus pensamientos sobre cosas cotidianas que pasan en el día a día.

En cuanto a la forma de corregir, no es que no esté de acuerdo en la forma en la que lo hace, sino que pienso que el profesor no es muy flexible y es algo estricto, ya que, por ejemplo, no le sirve que le contestes una pregunta directamente enfocándola en el tema en sí, sino que siempre quiere que lo enlacemos y comparemos con ejemplos o frases que el comenta o propone en los exámenes.

Para concluir, hay que destacar la forma que tiene en poner orden en clase y de hacer callar, un modo original a partir del cual siempre consigue su objetivo. Sus formas y costumbres, creo que han sido los principales motivos de que todo haya marchado así. Ha conseguido que aprendamos todo lo que él se ha planteado siempre dentro de un gran ambiente en clase, bueno royo y diversión, aunque siempre en un término medio, ya que ha conseguido compaginar todo lo dicho y que a su vez, cada uno respete el rol que le corresponde, ya que muchas veces el exceso de confianza da lugar a intentar sobreponerse al profesor, a faltar el respeto y contestaciones. Pero claro,
¿como íbamos hacer algo así? ¡Si es nuestro héroe y a la vez el macho alfa de clase (como el dice)!

Pienso que el mayor protagonista de que la clase haya sido de esta forma es él, aunque también nosotros hemos influido adaptándonos bien a sus formas, lo cual ha permitido que la clase fuera más fácil.

La motivación es primordial y creo que en filosofía todos la tenemos y, en mayor parte, gracias a él.

lunes, 10 de mayo de 2010

Una cultura diferente... ¿Qué hacemos con el velo?

El hiyab es un código de vestimenta femenina islámica que establece que debe cubrirse la mayor parte del cuerpo y que en la práctica se manifiesta con distintos tipos de prendas, según zonas, épocas, costumbres y religiones. En sentido restringido, suele usarse para designar una prenda específica moderna, llamada también velo islámico.

El caso de Najwa, la adolescente marroquí residente en Pozuelo de Alarcón que ha tenido que dejar su instituto al impedirle asistir a clase con la cabeza cubierta por un velo, vuelve a poner de manifiesto los problemas respecto al tradicional velo islámico que afecta, entre otros, al sistema educativo. Este, de momento, es un caso aislado que puede convertirse en un problema nacional si no damos con una respuesta acertada.

Es de real importancia aclarar que no es lo mismo llevar un burka, que impide la identificación de la mujer, que usar un hiyab, que se limita a tapar el cabello.

Nosotros, los españoles y la gente de occidente, somos una sociedad que nos extraña el acto de cubrirse la cabeza por parte de las mujeres musulmanas debido a que interpretamos o, al menos, nos dan a entender las personas que defienden esta religión, que la mujer islámica se enfunda el velo debido a la interpretación al pie de la letra del Corán, que esta religión es incompatible con la libertad y que el velo y, en mayor grado, el burka, son un insulto a la igualdad. También nos hacen ver que no hay ninguna religión comparable a esta en cuanto a la esclavitud femenina que parecen estar sometidas las mujeres, siendo solo consideradas como criadas, esclavas y procreadoras de hijos.

Sin embargo, según ellas y el resto de practicantes de la religión, defienden que en la tradición islámica, el pañuelo no es necesariamente un signo de sometimiento sino, supuestamente, un símbolo de identificación hacia su orientación religiosa, aunque tampoco es que las mujeres tengan mucha elección, ya que no llevarlo está mal visto debido a que su sociedad no las respeta sin él.

Respecto al uso del pañuelo o el velo en los colegios y lugares públicos, hay diversas opiniones y muchas de ellas dicen que los países occidentales, debemos permitir que las niñas y mujeres musulmanas, lleven su tradicional pañuelo cubriéndoles el pelo. Yo, podría mostrarme comprensivo y lo aceptaría siempre y cuando no fueran prendas que les tapen la cara o, desde luego, todo el cuerpo, ya que, estas personas, no están en su país, sino en España y si ellos vinieron aquí, deben aceptar las normas y leyes que lo rigen, de las cuales, una de ellas, dicta que en lugares públicos no se puede llevar la cabeza cubierta. Según y a partir de esto, en teoría, resultaría fácil llegar a una conclusión, si la ley dice que no se puede llevar la cabeza tapada en lugares públicos, no se puede y punto.

A pesar de ello, tanto en el caso de esta alumna como en el resto de casos, entra en juego otras leyes de la constitución, como son la libertad religiosa, el derecho a la educación y el derecho de imagen, frente al reglamento interno de cada centro educativo.

Por ello, deberíamos preguntarnos por qué nos parece tan normal que haya en las aulas monjas con toca y tan anormal, chicas con velo. Las monjas católicas, tienen la obligación de cubrir su pelo con el pañuelo, que indica su orden religiosa correspondiente. En ningún caso se quitan los pañuelos que usan y acuden a cualquier establecimiento público con su vestimenta y su pañuelo reglamentario. A todos nos parece algo normal y natural y nadie se ha planteado nunca prohibirles esa práctica, porque parecería absurdo. Por lo que, a la deducción que llego es que nuestro estado y la mayoría de los países occidentales, tenemos una gran diversidad cultural y somos estados neutrales en los que tiene cabida cualquier religión, aunque hay un vínculo especial con el cristianismo. Con esto me refiero que, por mucho que la gente de occidente sea atea y no crea en ningún Dios, es culturalmente cristiana. Esto explica por qué somos tan comprensivos con la toca católica y tan poco con el velo islámico.

Por lo que, como resolución, puede que no haya gran diferencia significativa entre la toca y el velo. Lo que les diferencia realmente es que la toca pertenece a nuestra cultura y el velo no. Muchas personas dirán que no es lo mismo, pero sí lo es y, por muchas vueltas que le demos al asunto, es imposible redactar una ley que impida a las musulmanas lucir su pañuelo en lugares públicos y se lo permita a las monjas.

Para finalizar quiero dejar claro que no llego a una conclusión final, debido a que suponiendo varias circunstancias llegaría a una solución u otra. Estos son los siguientes casos que me impiden aclarar mis ideas y las posibles soluciones que daría yo frente a ellos:

Estaría de acuerdo en prohibir el pañuelo basándonos en la constitución y dejando a un lado las libertades religiosas, eso sí, siempre y cuando lo cumplan todas las personas, como el caso de las monjas.

 Ahora bien, si todo sigue como hasta ahora, si las monjas sí pueden llevarlo y el resto de personas no pueden llevar nada cubriendo la cabeza en un lugar público, no estaría de acuerdo en prohibirlo, ya que o cumplen las leyes todos o nadie. Además, a mí, personalmente, no me molestaría tener a una chica con velo al lado de mi mesa y sí, por ejemplo, una persona que se viste con estas ropas que se están poniendo de moda ahora, como el estilo gótico o el de imitación de los dibujos manga, con las que sí me sentiría incomodo.

 Sin embargo, la conclusión con la que creo que estoy más convencido y la que más fuerza tiene y anula al resto de las planteadas, es la siguiente: La religión de los musulmanes, se trata de una religión atrasada, que vive todavía en la Edad Media, según su calendario y su forma de pensar y cuyas costumbres no caben en nuestra moderna sociedad, debido a que coartan la libertad de las mujeres, las oprimen y las maltratan. Por ello, tienen que modernizarse. Dicho esto, creo que el velo debería prohibirse, ya que pienso que ellos, en su país, también deben ser recíprocos. Si ellos quieren que se les permita llevar el velo al igual que las monjas también lo hacen, pienso que ellos también deben permitir que las personas occidentales puedan pasar a determinados lugares con sus vestimentas y no se vean obligados a ponerse prendas de su cultura para ello, como ocurre en algunos países.

Por lo que, como conclusión final, a pesar de que siempre debe prevalecer el derecho a la educación, pienso que si ellos no nos permiten en su país acudir a un lugar con nuestras propias vestimentas, no entiendo por qué nosotros sí deberíamos permitirlo, obviando las leyes de nuestra constitución. Además, creo que tienen que concienciarse de que sus ideas solo las aceptan aquellos países de la misma religión, debido a que sus manifestaciones religiosas son incompatibles con la libertad y, ya muchos países del mundo han superado este problema y no hay por qué volver atrás, es decir, no tenemos que adaptarnos nosotros a una minoría con unas ideas determinadas, sino ellos a la mayoría.

domingo, 25 de abril de 2010

¿Es más violenta esta nueva generación de jóvenes respecto a la anterior?

La juventud, la esperanza de un pueblo, de una nación, de la humanidad. La juventud, que es una etapa de formación y maduración, en la cual, la persona es propicia a la actuación política y a la defensa de ideales.

En esta etapa, los jóvenes, tanto por razones biológicas como por razones sociales, somos absorbidos por los ideales más grandes y que actúan e influyen con más fuerza. Por ello, en todo movimiento renovador o revolucionario, aunque sean ideas equívocas, la juventud siempre tiene una participación mayor. Esto se debe a que la falta de recursos, de medios y, al ser psíquicamente más inestable y más frágiles que una persona adulta (naturalmente), somos más manipulables a la hora de convertirnos en consumistas y a la hora de provocar en nosotros ciertas pasiones y vicios que nos pueden alejar de los ideales correctos.

Frente a la pregunta propuesta, en los actuales momentos, sí pienso que la juventud sea más violenta que la de épocas pasadas, ya que seguro que, a pesar de que habían menos medios de comunicación y menos capacidad para sacar noticias a la luz, en épocas pasadas, no había violencia ante profesores, falta de respeto hacia los mayores e incluso a nuestros propios padres o, simplemente, no existía o al menos, no habían tantas personas como ahora, capaces de actuar de la forma anterior o cometer casos como el de Seseña o parecidos. Muchos jóvenes actuales, no muestran interés por los demás y se mueven por sus propios impulsos e intereses, sin tener en cuenta a quienes les rodean.

Ante esta reflexión, cabe pensar si nuestra cultura actual se basa en la violencia o no, ya que ahora, más que nunca, no nos gustan las normas, tenemos una gran tendencia a saltárnoslas y cuando no conseguimos las cosas que queremos, nos revelamos. Nos creemos que sabemos todo y, por ello, cuando nos aconsejan, pensamos que los mayores no tienen razón y solemos justificarnos ante ellos con que están anticuados, es decir, que no están socializados.

Todo esto, nos ha encaminado hacia la pérdida de valores esenciales, como el respeto y la tolerancia hacia cualquier persona conocida o no conocida e, incluso, hacia nuestros padres, maestros y personas de la tercera edad, provocando que ya no esté presente ningún sentido de vergüenza ante la inmoralidad, como la indisciplina. Esta es la realidad, ya que, a mi modo de ver, lo que más nos importa ahora es tener dinero y ser reconocido, y no importa cómo sea alcanzado ese objetivo. Todo esto se debe a que la sociedad, frente a la situación actual, es la que nos enseña que el único fin de la vida es ganar dinero, divertirse y pasarlo bien. Esta es la verdad y, aunque cueste reconocerlo, la juventud actual, sin nada que hacer, no se plantea la tarea de construir un mundo mejor, ya que no piensa más que en juergas, consumir y conseguir dinero para seguir con el ritmo de vida.

Es decir, que el joven de la actualidad, se presenta como una persona en constate maduración, ya que cada vez va teniendo más libertad y, con ello, la capacidad de elegir su destino. Ante este destino, influye directamente el consumismo masivo, algo muy grave en esta sociedad, ya que busca siempre estar cambiando con el objetivo de adquirir bienes. Nosotros, los jóvenes, podemos vernos influidos por el consumismo de tal forma que puede llegar a determinarnos los lugares a donde vamos, las indumentarias e insignias que llevamos, el estilo, el vocabulario…

La mayoría de la población e incluso nosotros, reconocemos que los jóvenes actuales somos más violentos que los de generaciones anteriores. Esto nos lo hacen ver los medios de comunicación que nos muestran los hechos día a día, como el caso de Seseña, en el que dos menores quedan para pelearse y la asesina admite que ha sido ella sin mostrar ningún arrepentimiento. También informan sobre infinitos casos de violencia de género, guerras, atentados, etc. Es decir, como ya he dicho antes, cabe plantearnos si nuestra cultura actual se basa o se mueve en función de la violencia.

Ahora bien, los motivos que han llevado a este repentino cambio frente a épocas pasadas y la posterior globalización de este, es decir, la socialización, se debe, a mi modo de ver, a los siguientes factores:

  • Como ya he dicho antes, al materialismo, la cultura del tener y la cultura del poseer y, a partir del cual, deriva el segundo factor.

  • Los videojuegos, la televisión, las películas, los ordenadores etc. que crean una realidad virtual y que, muchos de ellos, fomentan la violencia y pueden llegar a influir en la psicología del individuo. Se aprecia claramente la existencia de violencia a causa de este factor, en la forma de actuar de los jóvenes entre ellos. Esto provoca que seamos más violentos que en épocas pasadas, ya que, en la niñez, no nos han dado responsabilidades ni nos han exigido nada. Los chavales de antes, a nuestra edad, ya tenían unos valores y responsabilidades asumidos, ayudaban a sus padres en lo máximo posible y no les faltaban el respeto y, los de ahora, no hacemos más que estar jugando con los videojuegos, ordenadores, móviles etc.

  • La disminución de la autoridad que empleaban los padres con sus hijos ha provocado que, ahora, no se impongan ante ellos y algunos lleguen a hacer lo que quieren, o la pérdida de autoridad de los profesores con sus alumnos respecto a hace unas décadas. El cambio ante los profesores se puede ver claramente en un aspecto peculiar: antes, nosotros estábamos obligados a llamarles de usted y ellos nos llamaban como querían (de usted, de tú o por nuestro nombre), ahora, somos nosotros quienes les llamamos de tú o por su nombre, es decir, ya no les llamamos de usted y, muchos de ellos, sí nos lo siguen llamando. Esto es un mero ejemplo y no estoy diciendo que defienda las formas en las que se imprimían las clases, en las cuales, cualquier acto de violencia era reprimido con lo llamado “mano dura”, aunque, al fin y al cabo y, a pesar de ello, se conseguían los objetivos propuestos.
    Todo esto que ya no ocurre, en vez de aprovecharlo positivamente, lo aprovechamos de forma negativa, ya que, pensar que somos prácticamente intocables ante los profesores y padres, nos ha llevado a creer que somos superiores a ellos y a perderles el respeto, dándose casos de amenazas y agresiones, tanto físicas como psicológicas hacia nuestros propios padres o profesores.
    Esta diferencia en la educación, nos ha llevado a ser mucho más libres, a tener menos normas y de las que tenemos a saltárnoslas, y menos disciplina, lo que conlleva a juntarnos muchas veces con la gente equivocada.

  • La pérdida de algún familiar que fuera importante o esencial, tanto por muerte como por separación (muchos casos se dan por este motivo), que influía positivamente en el joven y que ya no se encuentra para guiarle y aconsejarle, provoca que este se relacione con grupos no aconsejados o actúe de forma errónea, creyendo que esa es la manera buena.- Un mayor acceso a armas blancasà Antiguamente, la gente también tenía peleas y se producían asesinatos, pero no como los de ahora, ya que antes los jóvenes en una pelea solían emplear las manos o al menos, no empleaban instrumentos como a los que ahora tenemos un mayor acceso.

  • Mayor acceso al alcoholismo y a la drogadicción, a partir de los cuales se busca una alienación, una felicidad pasajera, un engaño provisional porque no se puede superar la vida en la que se vive o simplemente para evadirse de ella. Estos factores son muy importantes en la violencia, ya que estas sustancias inhiben la parte racional del cerebro y de ésta forma surge la agresividad.

  • Otro factor a destacar son las modas que influyen en los ideales de las personas. Un claro ejemplo, es la chica asesina del caso de Seseña que, según me he informado en distintos medios, es una “emo”, una persona que viste con ropas determinadas y que cuyo ideal se basa en la depresión y el no estar a gusto con su vida. Estos tipos de modas e ideales, a mi modo de ver, si pienso que influyan en la violencia y en los jóvenes, ya que, poco a poco, se esta socializando en algunos sectores de los jóvenes.

  • Revelaciones o justificaciones hacia lo que antes no se podía hacer y ahora sí, aprovechándose de ese privilegio y actuando de forma negativa.

  • Otro factor que sí creo que ha podido influir, ha sido la pérdida de miedo a la justicia. En épocas pasadas, todo el mundo tenía miedo a la justicia, ya que esta era muy dura, contundente y, en ocasiones, injusta. Ahora, en la actualidad, la justicia no llega a ser ni contundente, desencadenando una pérdida de miedo hacia ella, ya que, por muchos años que te castiguen, siempre acabarás saliendo antes. Además, no entiendo como un niño de doce años en adelante, no puede entrar en el correccional, ya que, según mi opinión, un niño o niña capaz de cometer cualquier delito, como el caso de Seseña, no tendría que ser considerado como tal, es decir, como un niño. Por lo que, en muchos casos, al ser menores, la ley nos favorece muchas veces y este puede ser uno de los motivo de las actuaciones de muchos jóvenes. Es decir, pienso que la ley debería ser más dura, para así volver a recuperar el miedo hacia la justicia y, de esta forma, hacer que la gente se piense dos veces meterse en una pelea, llevar algún tipo de arma o cometer cualquier homicidio.

A pesar de haber realizado la reflexión sobre la violencia de los jóvenes basándome en el caso de Seseña, no pienso que sea la violencia de la chica, el motivo que la llevó a cometer el homicidio, sino un problema psíquico, ya que la falta de arrepentimiento, la forma de actuar, la lista que tenía de futuros candidatos para la muerte y su frialdad, no se corresponde con una persona de su edad.

Otra cosa que quiero dejar clara y ya como forma de conclusión, es decir que si bien es verdad que existe mucha violencia entre los menores, también los hay que no cumplen dichas características. Hay muchos jóvenes que sí poseen unos ideales correctos, los cuales se basan en el respeto, tanto a personas mayores como a los que les rodean, jóvenes que se preocupan por el medio ambiente, por la sociedad y por las personas más necesitadas. El problema de esto, es que dichas personas no son reconocidas ni salen en la televisión o, al menos, no de forma frecuente, ya que lo que más salta a la vista, más interesa y más llama la atención y con lo que más se gana audiencia es con lo malo frente a lo bueno, hablando a nivel televisivo y radiofónico.

Todo esto provoca, que la mayoría de las personas piensen que los jóvenes de hoy en día somos unos violentos, englobándonos a todos los pertenecientes a este sector. Como ya he dicho anteriormente, siempre ha existido violencia entre menores, aunque no de las formas en las que ocurren actualmente, ya que, hace unos años, la televisión no era capaz de reflejar todas las noticias. No voy a negar que en los últimos años haya aumentado el número de personas violentas e inmorales y que haya aumentado la violencia en sí, pero no estoy de acuerdo con que todo esto se generalice en todos los jóvenes. Con esto quiero decir que no todas las personas jóvenes tienen por qué ser necesariamente un grupo de asesinos, delincuentes sin respeto, sin tolerancia e inmorales y las cuales se les asocia al alcoholismo y a la drogadicción. Es decir, que no todas estas características las tienes que cumplir así por así las personas jóvenes pertenecientes a este sector.

Para concluir, pienso que, verdaderamente, en el campo de la vida, minado de peligros como son estos factores, el joven, para poder avanzar, necesita la guía y el cuidado de sus mayores, de consejeros expertos, de buena educación y de buenas compañías, si no es muy difícil que alguna de estos factores no le alcance e influya en su persona.

domingo, 7 de marzo de 2010

Cómo dar clase en 1º de bachillerato y sacar el máximo rendimiento de esta, según el tema estudiado de psicología.

Según se ha comprobado, en la enseñanza no se obtiene, en la mayoría de los casos, el resultado académico y las expectativas puestas en el alumnado.

La causa de esto se le achaca, la mayoría de veces, a los profesores, sobretodo, somos nosotros los alumnos quienes les solemos culpar y quienes no nos damos cuenta de que también tenemos nuestra parte de culpabilidad, debido al poco interés que mostramos, que no hace más que dificultar las labores del profesor e influir en que la enseñanza no salga adelante y cumpla los objetivos.

Un profesor, se suele plantear si las actitudes que muestran los alumnos se dan por falta de motivación o no. Por ejemplo, un peculiar caso que me ha llamado mucho la atención, es lo que cuenta nuestro profesor de filosofía en su tablón, que, con respeto, se lo tomo prestado: Cuenta el profesor la gravedad de las faltas de ortografía, ya que él corrige las cosas por correo electrónico y, a pesar de que este posee auto correctores, sigue encontrándose con faltas. Esto es un claro ejemplo de motivación, ya que sabemos que el profesor no baja la nota si se encuentra con faltas de ortografía en artículos del blog, al menos, no es tan grave que cuando se las encuentra en un examen, donde estamos apercibidos de los posibles puntos que podemos perder en caso de faltas. En este caso, se aprecia claramente como la posible pérdida de puntos en un examen, nos da la suficiente motivación para poner empeño e interés, e intentar no cometer ni una sola falta de ortografía. El problema viene cuando los profesores se preguntan ¿Qué es lo que puede motivar a todos más o menos por igual y conseguir el mayor rendimiento escolar? ¿Cómo conseguir lograr la atención del alumnado, más preocupado en otros aspectos como charlas interminables o del compañero de al lado, que de lograr objetivos académicos acorde a sus capacidades?

La respuesta es difícil de resolver, ya que a unos pueden motivarles ciertas cosas y a otros no. Además, de la motivación puede derivar otro problema, que consiste en que se corre el riesgo de que el alumno se habitúe siempre a tener que estar marcado por una motivación para conseguir los resultados.

Para mi gusto, en las clases, los profesores deberían estimular a sus alumnos para que estos memorizasen la lección a largo plazo, no solo que se le retenga unos segundos en la cabeza para copiarlo en sus apuntes y más tarde aprendérselo de memoria y soltarlo en el examen.

Para conseguir esa motivación tan preciada, pienso que el profesor tendría que basarse en la Teoría Humanista de Rogers, quien explica que nuestra personalidad se divide en el yo real (lo que somos en la actualidad) y el yo ideal (lo que nos gustaría ser). De esta forma, el profesor debería dedicar una clase a nuestro yo ideal (considerado como tu máximo objetivo en ese momento), el cual tiene que guardar una relación con el yo real, es decir, tiene que ser alcanzable. El modo particular que utilizaría para mis alumnos, es decirles que sean realistas y se planteen objetivos que sean alcanzables para ellos mismos y que luchen por llegar a esa meta, que no se desanimen, ya que con esfuerzo se puede conseguir todo. Pienso que, con una clase o varias clases dedicadas a estos aspectos, se conseguiría motivar a los alumnos, en mayor o menor medida, para intentar alcanzar su máximo rendimiento en los estudios. A parte de esto, aunque ya lo hacen, los profesores deben destacar lo importante y placentero que es aprender para nuestro futuro y así, de esta forma, intentar hacernos ver y comprender que el aprendizaje es para nuestro propio bien. Esta serie de cosas que planteo, pienso que son las que se deberían realizar en las clases de tutoría, que entre otras cosas, para eso están, y no para pasar el rato como mucha gente e incluso profesores creen.

A pesar de esto, creo que la motivación más importante la tendríamos que tener nosotros, ya que todos tenemos una expectativa y esa tiene que ser motivo suficiente para que con nuestra propia voluntad seamos quienes estudiemos.


Ahora bien, dejando ya la motivación en un caso a parte, para conseguir el mayor rendimiento de una clase y los objetivos propuestos, el alumnado debe tener unos esquemas cognitivos aceptables y sobretodo una formación, aunque sea la mínima que le haya llevado hasta el curso en el que se encuentran. Aquí, entran en acción tanto los padres como el profesorado y las influencias que haya tenido en el pasado, quienes le han marcado sus principales y básicos esquemas cognitivos. Una vez dicho esto, queda decir que los tipos de aprendizaje que se pueden emplear dependería de la materia, ya que no todas se estudian igual: hay algunas que simplemente consisten en memorizar y otras, mediante práctica y comprensión. A parte de las técnicas empleadas, el aprendizaje también depende del modo de explicación del profesor, ya que debe exprese claramente, adecuadamente y que sepa, además, diferentes formas de explicar las cosas, diferentes definiciones, sinónimos... De esta manera, por ejemplo, yo utilizaría los siguientes tipos de aprendizaje:

-El conductismo lo aplicaría para el comportamiento en el aula mediante castigos y buenas notas según la conducta y el trabajo. Es decir, crearía un estímulo que me permitiera conseguir el comportamiento y rendimiento deseado en los alumnos. El problema que puede existir con el conductismo, se presenta cuando se abusa mucho de él, es decir, cuando se abusan de las recompensas, ya que se puede correr el riego de no desarrollar la personalidad del alumno, ya que al final, su actitud siempre dependería de quién y con qué pueden recompensarle.

-El observacional, sin embargo, lo utilizaría para asignaturas como tecnología, informática, educación física… ya que simplemente tienes que ver cómo lo hace el profesor y hacer lo mismo. En este tipo de aprendizaje, también incluiría a las matemáticas y ciertos problemas de física y química, ya que en muchos casos, aunque no es lo adecuado y recomendable, imitar lo que haga el profesor al resolver los ejercicios, te saca de muchos apuros, aunque no sepas lo que estés haciendo o por qué lo haces. También pienso que mediante esta técnica, podemos llegar a aprender a comportarnos, ya que creo que un profesor debe ser un modelo de persona, un modelo cuyo ideal de comportamiento deberían seguir los alumnos, debido a que pasamos nuestra mayor parte del tiempo con ellos.

-En ocasiones, también nos sirve aprendernos las cosas de forma repetitiva sin la necesidad de comprender, ejemplos claros se dan a la hora de memorizar fechas, momentos y personajes históricos…

-A pesar de los tipos de aprendizaje anteriores, pienso que el más adecuado es el constructivo. Este método, fue planteado por Ausubel. Es puramente intelectual y se basa en que los conocimientos deben ser incluidos (inclusores) a la base de los esquemas cognitivos que el alumnado presenta, para así poder conseguir memorizar a largo plazo. Pienso que junto a este método, se debería aplicar también el aprendizaje por descubrimiento, es decir, que el profesor ayude a que la información recibida sea “digerida”, comprendida y así poder llegar a una conclusión sobre ella. Sin embargo, este método podría tener algunos problemas, como por ejemplo, los esquemas cognitivos previos, ya que nadie asegura que todos los alumnos tengan los mismos o los necesarios, afectando al ritmo y evolución de la clase.

De esta forma, como conclusión, pienso que aplicando el método constructivo, para mí el principal para el ser humano a la hora de aprender nuevos conocimientos, las clases serían más fáciles para profesores y alumnos debido a que ambos estarían a gusto y satisfechos con su labor, a pesar de los posibles problemas que puede haber con las bases de los esquemas cognitivos. Los profesores estarían satisfechos al saber que sus alumnos han comprendido lo dado y los alumnos, a su vez, al conseguir aprender y comprender de forma amena. Este método se lo aconsejaría a un alumno al que se le queden muy bien las cosas y las entienda y, en el caso de que tuviera alumnos a los cuales no se les quedaran muy bien las cosas, les aconsejaría el aprendizaje repetitivo, para que, al menos, tuvieran los conocimientos necesarios para poder hacer un examen, aunque solo los tuviera memorizados a corto plazo y sin comprender nada.

Para acabar, pienso que el profesor ideal para el buen funcionamiento y rendimiento de la clase, tendría que ser aquel que cumpliera las pautas señaladas y aquel que hiciera las clases entretenidas, dinámicas, amenas y más divertidas, ya que de esta forma, siempre se aprende mejor y mantendríamos en todo momento la atención. Con las clases más amenas, me refiero a un tipo de clase en la que tanto el alumno como el profesor, disfrutemos del aprendizaje, de las explicaciones, situaciones etc. sin llegar al punto de provocar numerosas interferencias que impidan el avance de la clase, es decir, me refiero con ameno a algo accesorio en la forma de dar clase que se añade a lo esencial, que es APRENDER.

También pienso que un profesor tiene que ayudarnos en ciertos problemas personales, que nos haga saber que podemos contar con él para cualquier problema, aunque en un término medio, ya que un profesor demasiado volcado personalmente en sus alumnos, les impediría crecer, madurar y aprender a resolver sus problemas por sí mismos.

Con estas pautas que acabo de comentar, creo que seria lo que yo haría para ser un buen profesor e impartir las clases de la mejor forma posible para alumnos de primero de bachillerato.

Para finalizar, quiero dejar claro que los profesores no son los culpables del fracaso escolar y de las malas formas de enseñanza, sino, somos nosotros, los alumnos, quienes les dificultamos las clases impidiendo que realicen su labor.

domingo, 7 de febrero de 2010

¿Ha cambiado la ciencia el mundo en el que vivimos?

“Le sacaremos a la naturaleza todos sus secretos, aunque para ello haya que torturarla". Allá por la época de La Ilustración, los principios de la ciencia y los primeros científicos, tenían como base esta idea. En esta época, nacía la ilusión de saberlo todo, de controlarlo, de preverlo y de reproducirlo mediante el uso y el estudio de la ciencia.
Hace muchos años, muchos científicos y filósofos, se dedicaron a hacer estudios y a llevar a cabo sus ideas, hasta llegar a conseguir todo lo que hoy nos rodea. Actualmente, gracias a ellos y a los estudios actuales, avanzamos día a día, tenemos más facilidades en conocer las cosas y llevar a cabo tareas que para el ser humano antes eran imposibles o más costosas de realizar y con estos conocimientos somos capaces de crecer como persona, es decir, la ciencia nos ayuda a mejorar.

El ser humano se caracteriza por la necesidad que tiene de comprender e interpretar el medio en el que vive, y así darle sentido para resolver sus problemas, como el de su existencia. El origen de todas las teorías e hipótesis que el hombre hace sobre lo que le rodea, responde a su necesidad de conocer y entender los fenómenos que le ocurren a diario, es decir, es la curiosidad la causa más importante que nos hace reflexionar sobre las cosas cotidianas e intentar buscar una explicación.

Es ahí donde nace la ciencia, con el propósito de buscar explicaciones racionales y válidas para todos los casos, que dejen sin argumentos a las explicaciones míticas que surgían como única manera de explicación.

Además, la ciencia, a lo largo de la historia ha ido desplazando las creencias equivocas que teníamos sobre el papel de la tierra en el universo, el origen de la creación y otros muchos temas. Es decir, con el paso del tiempo, gracias a la ciencia, el ser humano poco a poco ha ido incrementando su conocimiento del mundo que le rodea, a través de la experiencia y el razonamiento.

Hoy en día, se siguen llevando multitud de estudios acerca del mundo en el que vivimos para poder llegar a conseguir los objetivos mencionados anteriormente: ser capaz de saber todo acerca de todo, controlarlo, preverlo y reproducirlo en infinidad de campos, como: medicina, física, astrología, biología, educación…

Una vez llegados hasta aquí, me planteo las siguientes preguntas: ¿Ha cambiado la ciencia el mundo en el que vivimos? ¿Estamos dando el uso correcto a las investigaciones, descubrimientos y logros científicos?

Es evidente que cada avance científico nos hace cambiar la idea que tenemos sobre las cosas, pero el problema viene cuando nos preguntamos si estos avances son positivos o negativos para nosotros.

A mi modo de ver, en principio, la ciencia sí ha cambiado el mundo en que vivimos, al menos, ese es el principal objetivo de esta. Los avances de la ciencia nos han hecho conocer y mejorar los mecanismos de las cosas que nos rodean, nos ayudan a comprender, a conocer el por qué de las cosas y a resolver problemas, a hacernos la vida más fácil, a curar enfermedades, generar nuevas tecnologías... Sobre este tipo de aspectos, la ciencia ha cambiado el mundo en el que vivimos y lo ha hecho positivamente. Aunque tampoco se si eso es mejorar, cuando no todos los seres humanos tienen acceso a todas las soluciones que realmente hay. Por ejemplo, el no tener acceso a una vacuna; la ciencia soluciona un problema, pero si la vacuna no llega a los enfermos, entonces la humanidad no mejora en nada. Igualmente, otro caso y además actual, es el avance en la ingeniería y construcción, del que se tiene conocimiento para construir edificaciones que pueden soportar muchos fenómenos naturales, como huracanes o terremotos, pero los cuales no son empleados ni aprovechados en muchos países pobres, debido a la falta de recursos económicos, causando debido a esto, muchas muertes y catástrofes al desplomarse los edificios pocos resistentes que tienen debido a la fuerza de la naturaleza, como ocurrió hace poco en Haití.

El problema de esta situación y como respuesta a mi segunda pregunta planteada, muchos de los descubrimientos que han sido beneficiosos para el ser humano, nos han acabado perjudicando al destinar estos logros científicos a otros usos. Es decir, el problema respecto a la ciencia, yace en como la humanidad los utiliza.

Retrocediendo en el tiempo, podemos apreciar, de que multitud de desgracias, han sido producidas por los grandes avances científicos de la sociedad, provocados por los seres humanos, al no saber darle el uso apropiado para nuestro propio beneficio. Ejemplos claros son: La Primera Guerra Mundial y posteriormente la Segunda Guerra Mundial que nos hacen ver y demostrar que la idea del progreso tecnológico no lleva a la humanidad hasta la felicidad. Ver a las potencias mundiales de la época invertir todos sus recursos en el máximo desarrollo tecnológico y científico con el objetivo de causar la muerte y destrucción a sus rivales, nos hace comprender a todo el mundo que la tecnología puede servir para aumentar el nivel de bienestar de una sociedad, pero también para alcanzar nuestra propia destrucción y llegar a la infelicidad.

Otros casos del mal empleo de los avances de la ciencia en la actualidad, son por ejemplo, la elaboración en laboratorios de microorganismos y bacterias con el principal objetivo de crear medicinas y vacunas. Pero, a partir de esta elaboración de microorganismos, muchas personas los emplean para generar virus y encerrarlos en cápsulas, para tenerlo como arma en un futuro al arrojarlo y esparcirlo por todo un país, como por ejemplo, el Ántrax, que algún grupo terrorista ya ha intentado utilizar. Esto actualmente está prohibido, debido al peligro que puede existir desatándose una guerra bacteriológica.

Como conclusión, quiero decir que gracias a los avances científicos, mejoramos cada día nuestras vidas, siempre y cuando el destino de esta sea aplicar los principales objetivos a partir de los cuales comenzó la ciencia, y no para fortalecer a un país o nación mediante armas y usos perjudiciales para el ser humano, consiguiendo lo que nadie quiere, destrozar al mundo y a nosotros mismos. Es decir, la ciencia y el desarrollo tecnológico y científico deber tener un objetivo moral y un uso ético, para contribuir al desarrollo del bienestar humano y facilitar los medios para alcanzar la felicidad, y no para crear factores que puedan poner en peligro la propia existencia de la especie humana así como al medio ambiente, o favorecer las desigualdades entre las naciones ricas y las pobres, o entre unas clases sociales y otras.


Para acabar el tema propuesto, he encontrado dos frases que pueden resumir la reflexión que he llevado a cabo:

"La ciencia puede descubrir lo que es cierto, pero no lo que es bueno, justo y humano".
Marcus Jacobsonneuro
científico estadounidense

"Ciencia y humanismo han de ser un brazo y no un muro que separa razón y sentimiento".
Pablo Serrano
escultor español