sábado, 31 de octubre de 2009

El conocimiento...¿Nos hace felices?

“La ignorancia esclaviza, el conocimiento nos hace libres, la libertad nos hace felices, la felicidad (y sólo eso) nos hace tener éxito en la vida”. Hola a todas las personas que os disponéis a leer mi blog. Decidí comenzar y basar mi reflexión sobre si el conocimiento nos da la felicidad o no, al darme cuenta de que esta frase, aparentemente una afirmación verdadera, resulta no serlo.

El conocimiento no siempre nos hace libres y la felicidad realmente no la produce la ignorancia. El conocimiento nos da un tipo de felicidad diferente respecto a la del ignorante, nos da una sabiduría e inteligencia que nos permite tener la capacidad de reflexión y argumentación de ciertos aspectos y características de cosas e ideas que un ignorante no apreciaría.

He de decir que realmente no hay una sola respuesta a la idea inicial del trabajo y que ni yo mismo la tengo clara. En determinadas situaciones del día, el conocimiento nos puede dar la felicidad que necesitamos al darnos la solución a las miles de preguntas que nos acarrea el día a día. Aunque también, nos puede dar la tristeza, soledad y angustia que el ser humano nunca las busca y siempre las suele evitar, aunque muchas veces las acaba encontrando, al saber cosas que quizás no debería nunca haber conocido o no debería haberlo hecho en ese determinado momento.
Para poder diferenciar si realmente el conocimiento nos aporta la felicidad y poder clasificar que cosas nos hacen felices y cuales no, habrá primero que plantearse una pregunta: ¿Qué es realmente la felicidad?

La felicidad es algo más que tener una vida confortable. La felicidad es un estado más íntimo del hombre que tiene que ver con su espíritu, su estado anímico y de su intelecto. El hombre no es feliz por naturaleza sino que debe buscarla y en muchos casos la buscamos donde es más cómodo y sencillo buscar, pero dónde no hay lo que buscamos. La buscamos en el alcohol, en el sexo, en el dinero, en el poder, en las posesiones, en los vicios, en la comida... con las que como mucho se obtiene confort, pero no la felicidad.

Donde realmente encontramos lo que buscamos es en el conocimiento, sí, en eso que nos forma como personas y nos aporta muchas veces esa felicidad que tanto ansiamos y otras veces lo contrario. A medida que crecemos, el conocimiento que vamos obteniendo nos ayuda a resolver dudas sobre la vida, a conocer el verdadero sentido de esta, a plantearnos que tenemos que hacer en cada momento, que decisiones debemos tomar para en un futuro llegar a tener la vida que queremos y que camino me puede llevar a la felicidad. Normalmente, el conocimiento lo solemos asociar con el estudio, el instituto, con horas y horas estudiando y que nos da la sensación de tiempo perdido. Estudiarte una lección más o aprender una cosa más en el instituto, a lo mejor no nos aporta esa felicidad que buscamos directamente, ya que suele aparecer esa famosa pregunta de ¿y esto que hemos aprendido, para que nos sirve en la vida? Esto no nos da la felicidad realmente, de hecho nos produce estrés y agobios a la hora de los exámenes, pero… ¿que ocurre después de un examen aprobado? Yo, al menos, si encuentro esa felicidad, un estado de confort, alegría, estar orgulloso de ti mismo por haber podido superarte a ti y a nuevos retos y la recompensa de un trabajo bien realizado que a buen seguro me valdrá para el futuro y que aunque no lo quiera ver, me está formando como persona.
El aprender nuevas cosas en el fútbol, conocer y poder aplicar nuevos regates, recursos, disparos… Cada nuevo conocimiento, cada revelación, te hacen sentirte lleno y feliz. Por lo tanto, con el conocimiento podemos lograr alcanzar nuestros objetivos planteados y llegar a tomar las decisiones óptimas que nos pueden llevar a experimentar realmente todas esas características que definen a la felicidad.

Muchos estaréis pensando que no siempre el conocimiento nos da la felicidad y es cierto… Uno no siempre puede ser feliz, es decir, la felicidad no es un sentimiento continuo ni permanente. Para mí, el conocimiento es la puerta tanto a una felicidad más elevada como al riesgo de la frustración y la desesperación. El conocer ciertas cosas que no te hubiera gustado haberlo hecho nunca o quizás en ese momento te lleva desilusiones y te hace desechar ideas en las que habías puesto tu vida y que de pronto descubres que ya no valen. Te hace encontrar esa tristeza, soledad y angustia que el ser humano tanto intenta evitar.

En cambio, una persona ignorante, que cree a pies juntillas en una cosa determinada, ya tiene la vida resuelta, no se expone tanto a experimentar vacío y desasosiego porque no encuentre lo que busca.

Como conclusión quiero dejar claro que para mí, el conocimiento y la felicidad no son conceptos proporcionales, algunas personas ignoran y son felices y al contrario, otras, conociendo cosas son infelices. Un claro ejemplo es la felicidad que tienen los niños pequeños aun ignorando y sin saber nada sobre las cosas que les rodean. A medida que van aprendiendo sobre estas cosas, van perdiendo las ilusiones que tan felices les hacían en el pasado. Pero también puede ocurrir totalmente lo contrario y lo que en realidad yo he argumentado. En mi opinión, yo prefiero conocer todas las cosas que estén relacionadas con mi vida, la verdad y nada más que la verdad, intentar buscar lo que yo entiendo como felicidad, aunque me exponga a encontrar esa tristeza y frustración. No obstante, todos somos capaces de intentar buscar una solución a los problemas o ser capaces de convivir con ellos y volver a recobrar la felicidad.

Por lo que desde mi punto de vista, el conocimiento sí nos puede llegar a hacernos felices, pero no en todos los casos. Aunque yo diría que en este tipo de mundo, ser un poco ignorante y estar algo enceguecido es favorable a lo feliz, ya que a lo mejor no eres tan feliz como podrías llegar a serlo, pero en realidad tu no sabrías hasta que grado llegaría tu posible mayor felicidad si fueras menos ignorante, y además corres menos riesgo de poder llevarte un batacazo y encontrar la frustración y tristeza.

Todo esto nos lleva a la realidad de que si todo hombre que descubriera y aceptara el verdadero sentido de la vida, tendría que acabar siendo virtuoso, es decir, tener aquella fuerza interior que permite al hombre tomar y llevar a cabo las decisiones correctas en las situaciones más adversas para tornarlas a su favor. Por lo que se puede decir que a la felicidad sólo se llega siendo virtuoso, siendo virtuoso a través del conocimiento.

"La verdad es como la luz, sólo molesta a aquellos acostumbrados a la oscuridad"